El Cadete de Segundo año pisa con su bota la franja negra antideslizante sobre las alas. La cúpula de la cabina ya está abierta, debido a que este, ya pasó inspección y aún desde mucho antes, cuando los mecánicos del Escuadrón de Vuelo Básico realizaron sus chequeos técnicos matutinos. La temperatura es de 26 grados, por lo que lentamente y ante la ausencia de la instructora, comienza a atarse en el asiento sin tanta prisa. Horas atrás había quedado la inspección de cabina ciega, así como el vuelo de reconocimiento junto a sus camaradas de los sectores de vuelo. Este sería un vuelo especial, ya que comenzaría la fase práctica de vuelo en el T-260, el primero de muchos.
En el momento que se encontraba acomodándose el encaje del paracaídas dorsal junto a los arneses, la silueta de la Capitán instructora se acerca a la aeronave. La lección práctica había comenzado. Una inspección rápida se asegura que el cadete no ha olvidado ningún paso. En tanto para él, toda la teoría había sido aprobada, ahora era la hora de aplicar todos esos conocimientos teóricos a la nueva fase que vendría como una nueva avalancha de más conocimientos.
La torre de control de la Base Aérea “Gral. Artigas” autoriza a despegar, y el cadete siente por primera vez como el avión es la extensión de sus extremidades. Rápidamente el Textron Lycoming AEIO-540-D4A5 de 6 cilindros lo posiciona en franco ascenso al avión, rumbo al sector establecido para realizar todo lo planificado en tierra.
A partir de hoy, el será uno de los tantos de la tanda Valkirias que realizarán el Curso de Selección de Vuelo. Éxitos en esta nueva etapa.